Papá

Conozco muchas versiones de papá. 

Hoy estoy escribiendo esto mientras veo al papá de mi hija en su “Parent and Tot class”. En esta clase la mayoría son papás con sus hijos, si el nombre fuera “dad and tot”, daría lo mismo. 

La paternidad ha cambiado tanto. Mejorado tanto. Mientras veo a uno de los papás de la clase, diría que es Ruso, espalda llena de pelo, barriga de carne asada y cerveza. Cantando con ganas “ …wash my Hair wash my hair in the swimming pool” con su hijo en brazos. Se me llena el corazón y agradezco.

Espero que sigamos en la dirección correcta dejando la masculinidad tóxica a un lado. 

Y aunque esté post no tiene nada que ver con ese tema, tiene todo que ver con los papás que están en la piscina. Y los papás que están en mi vida, que me han enseñado tanto. 

Empiezo por mi papá, mi mejor amigo, y desde que existo su brazo y abrazo han sido el lugar más seguro. Sus palabras han sido paz. Y hoy me hace falta como nunca. 

Con mi papá tomo té, y camino por el jardín.

Nos entretenía a los cuatro preguntándonos durante largos viajes en carro los nombres de árboles y plantas del camino. Nos contó secretos de su juventud y cada pregunta aunque fuera incómoda la contesta con la verdad. Mi papá nos enseñó eso. A decir la verdad. 

Una vez se me cayó un marco de fotos, tendría unos 5 años y mi hermano rápidamente dijo “le voy a decir a pa”, corrí a decirle primero, y lo que recibí fue un abrazo que dijo: “…no tengás nunca miedo de decir la verdad.” 

Me hace mucha falta tomar té con mi papá, aprendí tanto de nuestras conversadas. Sigo aprendiendo, lo escuchó siempre.

Caminamos en el jardín hablando, conversando, haciendo planes. Siempre he dicho que soy la favorita de mi papá, no es cierto. Pero lo qué pasa es que mi papá nos hace sentir como sus favoritos a los cuatro. A cada uno le supo encontrar su nicho y en cada uno encontró complicidad. 

Ahora que estamos lejos me acompaña cuando estoy en el súper y veo mostaza en polvo o mermelada de menta. (Yeap that is a thing) me acompaña a todos lados; cuando recuerdo un nombre científico que me enseñó, cuando veo una casa vieja de madera, si voy al museo o a la feria, y me acompaña cuando veo a Andrés con Oli. 

Muero por verlo dentro de unas semanas y que me siga enseñando cosas nuevas. Que nos sentemos juntos, leamos poesía , lloremos un rato, caminemos por el jardín y me de un abrazo. 

Regalos del Día del padre, yo regalaría tiempo, una caminada por el jardín sin tiempo límite. Tomar té con él sin celular en mano. Leer juntos en voz alta, o separados en la misma sala. 

Tiempo; nos reglaría tiempo. Esa commodity que no nos sobra, ese sería el mejor regalo para darle a él y a mí. No se vende en ningún lado, pero todo el mundo puede darlo. 

Andrés no podría ser más diferente a mi papá. Uno flaco y otro gordo porque ya comió diría la canción… pero se parecen en lo que se parecen los buenos papás. Ese “je ne sois quoi” que hace que muchos tengamos la dicha de decir: “mi papá es el mejor papá del mundo”, aunque sean todos tan distintos. 

Que afortunada soy. No lo tomo por sentado. Pero es bueno recordarlo.

Andrés baila con Olivia en la sala, como lo hacía mi papá conmigo, sale a trabajar con Olivia en mente. Cuentan chistes, se siente segura. Son amigos, la educa. La ama como solo el puede. 

La lleva tres kilómetros montaña arriba en la espalda para que vea lagos. Nos recuerda que todo se puede. Y si me preguntan a mi de quién sacó la buena actitud y sonrisa para todo, Oli lo sacó de su papá, y yo voy aprendiendo de ellos. 

Nos faltan muchos días del padre para celebrar con Andrés y Oli y espero que siempre entienda que el mejor regalo seguirá siendo el tiempo juntos. El caminar sin prisa, pero juntos. 

Conozco muchas versiones de papás, hoy recuerdo las buenas. 

Hoy tengo presentes a los papás de mis amigas que han sido hombres buenos y papás increíbles. Don Leo, don Richard, don Carlos…

Mi tío pato que llegó mas tarde a nuestra vida pero a llenar de dulce, y sonrisas la vida de Oli. The cherry on top of the ice cream. Oli dice que mi uncle Rob es de ella, y yo sé que es cierto.

También a Aris y a mi tíos que han estado para nosotras siempre. Y a mi suegro que formó a dos hombres increíbles con su ejemplo y es un abuelazo para su “piscolabis” y sus otros siete nietos.

A don Javier y a don Tomás que son parte de nuestra familia y abuelos excepcionales. Feliz Día del padre, los quiero mucho. 

Ojalá nos sobre tiempo para compartir y hacer mas recuerdos juntos que es lo que más nos queda.

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